lunes, 7 de noviembre de 2011

Inconsciente infinito

Conceptualmente el Tao, promulgado por La Tse, es simplemente algo que no puede ser alcanzado por ninguna forma de pensamiento humano.
D.T. Susuki asevera en este sentido que nunca podemos conocer la "cosa misma", que lo único que podemos hacer es conocer algo sobre ella, lo que significa que nunca podremos saber qué es nuestro verdadero Yo. El Yo es dinámico, es comparable a un círculo que no tuviera circunferencia. Como es la subjetividad absoluta, evita todos nuestros esfuerzos por localizarlo en un punto objetivamente definible.
En una íntima relación con el psicoanálisis Erich Fromm habla de una terapia que consiste en "la liberación del ser humano" a través de una asociación que va más alla del pensamiento lógico y que nos conduce a otra fuente de nuestra personalidad, el inconsciente.
En estos conceptos de totalidad e infinidad es en donde el psicoanálisis se hace eficaz aunque el horizonte siempre estará al frente del camino.
Las palabras no cumplen sino la función de estructurar tal desorden y de develar tanto en lo cotidiano (analizable) y en la terapia, la oscuridad inmersa de nuestra subjetividad. Sin embargo las palabras son finitas, el inconsciente es infinito. No habría forma de alcanzarlo todo aunque vayamos encontrándonos con resultados satisfactorios y el bienestar parcial. Siempre está el más allá.
¿No será entonces la metáfora una fórmula o ecuación que resume gran parte de estos sentimientos innombrables?. ¿Es el arte un medio de para su extracción, aunque parcial aún, genere mayor bienestar y calme las ansiedades?.